En su libro «El ser y los filósofos», el filósofo francés neoescolástico Étienne Gilson (Paris, 13 de junio de 1884; Auxerre, 19 de septiembre de 1978) sostuvo que la forma verbal es , no es ni sujeto ni predicado, es decidir, no predica nada, signo significa solamente: existe. Gilson escribió:
«Si decimos simplemente que una cierta cosa es, el juicio en cuestión es un juicio de existencia, y es un juicio perfectamente correcto: está completo y no requiere, para que se entienda, de ningun otro término, con solo un término y un verbo esto es, el sujeto y el verbo es. No es dificil advertir por qué la lógica no sabe que hacer con tales proposiciones. Las proposiciones atributivas se refieren siempre a la existencia, salvo, precisamente, en la lógica : " Logicus enim considerat, modum praedicandi et non existentiam rei", dice Tomás de Aquino. (...) Las proposiciones existenciales, que no se ocupan de nada más que de la existencia actual, no son objectos adecuados de consideración para el lógico. No plantean problemas formales, porque no se ocupan de formas, sino de la existencia, que es el acto de todas las formas. Si es cuestión de decir cómo son las cosas, es probable que se planteen muchos problemas, precisamente porque las cosas son de muchos modos diferentes. Hay tantos modos de ser como modos de relacionarse con la existencia actual. Existe el de la materia y el de la forma, el de la sustancia y el de los accidentes, tales como cantidad, cualidad, acción, passión, y todos los demás. Pero, cuando se trata de la existencia, todo es muy sencillo, porque x es o no es, y eso es todo lo que se puede decir acerca de ella. Los juicios existenciales no tienen significado a menos que se los entienda como verdaderos. Si la proposición Pedro es significa algo, significa que un cierto hombre, de nombre Pedro, es actualmente, o existe. Es no predica nada, ni siquiera la existencia, la pone, y no tiene objecto citar tal proposición en lógica formal, excepto como un ejemplo de toda una clase de proposiones que no son objecto de la lógica.» (Étienne Gilson, El ser y los filósofos, páginas 260-261, Ediciones Universidad de Navarra, SA, 2005; el destaque en negrita es puesto por nosotros) .
Así la proposición «Algo es» ( y sus variaciones concretas como por ejemplo: «El cielo es», «El automóviL es», etc) está fuera de la lógica formal que requiere de proposiciones de tipo «S es P».
Los que absolutizan la lógica, reduciendo a la nada las intuiciones metafísicas extra lógicas pero racionales (ejemplo: la intuición de un Uno primordial del que brota la multiplicidad, la intuición de Díos o dioses, etc) como hacen muchos partidarios de la filosofía analítica, están en error. Porque, más allá de la lógica, está la ontología en cuanto doctrina y aprehensión de la existencia y eso sólo la intuición, sensible e inteligible, nos puede suministrar
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São Tomás de Aquino escreveu:
«Mas, como se disse, a determinação da espécie, em relação ao género, realiza-se por meio da forma,enquanto que a determinação do individual, em relação à espécie, por meio da matéria.» (Tomás de Aquino, O Ente e a Essência, Contraponto, pag. 80-81; o negrito é meu).
Esta tese aristotélica é ilógica. A individuação é aqui confundida com materialização. Sendo, por definição, a matéria prima destituída de forma, toda ela geraria a mesma coisa se unida com uma dada forma ou essência. Seria uma materialização sem verdadeira individuação. Esta seria meramente numérica mas não quiditativa. Por exemplo, a forma específica homem unida à matéria prima (hylé) geraria uma série de homens absolutamente iguais entre si. O que permite distinguir um homem do outro, isto é, revelar o quid de cada um? É a matéria prima, pura? Não. É uma matéria impregnada de uma dada forma aqui e outra ali.
É, pois, pela forma imanente à matéria que os diversos indivíduos se distinguem entre si.
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