Aristóteles consideró que hay tres ciencias teoréticas, superiores, basadas en principios no empíricos: las matemáticas, la física y la teología. En su célebre tratado «Metafísica» escribió:
«Con que tres serán las filosofías teóricas: las matemáticas, la física y la teología (no deja de ser obvio, desde luego, que lo divino se da en esta naturaleza, si es que se da en alguna parte), y la más digna de estima de ellas ha de versar sobre el género más digno de estima. Y es que las ciencias teóricas son, ciertamente, preferibles a las demás y de las teóricas, ésta es la preferible.»
«Cabe plantearse la aporía de si la filosofia primera es acaso universal, o bien se ocupa de un género determinado y de una sola naturaleza (en las matemáticas, efectivamente, no todas las disciplinas se hallan en esa misma situación, sino que la geometría y la astronomía versan sobre una naturaleza determinada, mientras que la matemática general es común a todas ellas). Así pues, si no existe ninguna otra entidad fuera de las físicamente constituidas, la física sería ciencia primera. Si, por el contrario, existe alguna entidad inmóvil, ésta será anterior, y filosofía primera, y será universal de este modo: por ser primera. Y le corresponderá estudiar lo que es, en tanto que es, y qué-es, y los atributos que le pertenecen en tanto que algo (Aristóteles, Metafísica, Libro VI, 1026 a, 20-30; traducción de Tomás Calvo Martínez; la negrita es añadida por mí no como contenido sino como forma visual).
La aporía reside en que Aristóteles atribuye un doble sentido al término «filosofía primera»: teología, es decir, estudio de Díos o dioses; ontología, es decir, estudio del ente y del ser, es decir, de la pura existencia o de la estructura general de la existencia. Cuando la filosofía primera estudia «lo que es, en tanto que es» es pura ontología, nada tiene que ver com Díos - pero Aristóteles no puntualiza ésto. Cuando estudia el qué-es es pura eidologia - el término es mío: estudio de la esencia o forma común a muchos entes - puesto que Díos, el pensamiento inmóvil, es un qué-es (tó tí), al igual que el sol, las estrellas, las nubes, o los animales son qué-es, esencias (eidos).
Lo que es - el ser, el existir puro: einai - no es exactamente lo mismo que algo que es - el ente, la sustancia y el accidente en abstrato: tó on - ya que algo que es posee una forma y lo que es no tiene forma.
EL PRIMER PRINCIPIO
Aristóteles indicó a Díos, la entidad que por su perfección genera el deseo de movimiento en las estrellas y planetas, como la causa primera. Debe notarse que el concepto de primer motor no es exactamente el de motor inmóvil: Díos es el motor inmóvil, no hace nada y es la causa final del movimiento de los astros en sus esferas de cristal concentricas, y la última esfera de estrelas, que empieza a moverse en círculo cuando ve a Díos intentando alcanzarle es el primer motor (primum mobile). Escribió el filósofo:
«Es pues, evidente, que se llega a algun principio que ya no puede retrotraerse a otra cosa. Este será, por tanto, el principio de lo que ocurre fortuitamente, y no habrá ninguna otra causa de la producción de este principio».
«Ha de investigarse muy especialmente, sin embargo, hacía que tipo de principio y hacía qué tipo de causa conduce tal reducción, si a la que lo es como materia, o como el para-qué o como aquello que produce el movimiento.»
(Aristóteles, Metafísica, Libro VI, 1027 b, 20-30; traducción de Tomás Calvo Martínez; la negrita es añadida por mí no como contenido sino como forma visual).
¿Como puede Díos, el pensamiento puro e inmóvil, que se piensa a sí mismo y no a los árboles ni a los astros, a los que indirectamente puso en movimiento por el deseo de aquéllos de alcanzarle, ser el principio de lo que sucede fortuitamente? No puede, logicamente. Éste es un fallo del pensamiento de Aristóteles, a mi opinión. La causa de los accidentes, de lo que sucede fortuitamente, como por ejemplo, el surgimiento de una enfermedad grave en una persona, es la materia, causa del movimiento, y la forma eterna ( de pulmón, de cuerpo humano) en tanto que se añadió a la materia. Pero esta forma eterna (eidos) no es Díos y, al parecer, no ha sido creada por Díos, que no es obrero sino pensador puro.
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A metafísica ( à letra, em grego: além - meta - da natureza - phisis ou região do movimento, do nascimento, crescimento, diminuição e morte dos entes) não é exactamente o mesmo que ontologia (estudo ou raciocínio - logos - de o que é - to ón). Uma cabe dentro da outra.
No sentido de Aristóteles, o que é ou ente é imóvel mas não designa unicamente Deus, o pensamento que se pensa a si mesmo, imóvel, e alheio ao mundo. Designa igualmente as formas imóveis e eternas - exemplo: a balança, a árvore, o corpo da mulher, o triângulo, etc - que preexistem, de certo modo, aos objectos físicos. As formas são imóveis e a hylé ou matéria-prima é o princípio do movimento, o movimento provém, por conseguinte, da matéria.
Se alargar a noção de ente e nela incluir cada objecto físico da natureza, como aliás faço, opero a seguinte classificação:
A) A ontologia, teoria do ser, do que é, divide-se em três áreas essenciais: metafísica, matemática e física.
B) Por sua vez, a metafísica subdivide-se em duas áreas: teologia ou metafísica teológica e eidologia protológica ou teoria das essências principiais, excluindo divindades.
Aristóteles não formula esta última distinção. Onde insere o que eu chamo de eidologia protológica? Na teologia? Não me parece possível, porque Deus não criou as formas da Natureza eterna. Na física? Será mais lógico mas há que não esquecer que as formas eternas e imóveis são anteriores à física, embora a fundamentem, juntamente com a hylé.
Há pois uma deficiência na classificação tripartida de Aristóteles : teologia, física e matemática. A filosofia como eidologia, como metafísica não teológica mas eidológica, é o degrau da escada que falta.
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