De acordo com o bispo Hipólito de Roma, autor de «Refutação de todas as heresias», publicada cerca do ano 222, a corrente gnóstica dos Peratas (péros, em grego, significa limite) sustentava a divisão do universo em três partes: o Pai, o Filho e a Matéria. Escreveu Hipólito:
«Segundo eles, o universo consiste em Pai, Filho e matéria. No espaço que medeia entre a matéria e o Pai, tem a sua sede o Filho, o Logos, a serpente em perpétuo movimento junto ao Pai imóvel, a qual move a matéria. O Filho ora se volta para o Pai e recebe as potências na sua própria pessoa, ora assume as potências e se volta para a matéria e esta, por si mesma carente de qualidade e de figura, recebe do Filho a configuração das formas, formas com as que o Filho tinha sido previamente configurado pelo Pai.»
(Los gnósticos, volume II, Hipólito de Roma, Refutación de todas las herejías, página 80, Biblioteca Clásica Gredos, Madrid).
É interessante constatar a ideia do Cristo Serpente ou Cristão Dragão Celeste que contraria a imagem que o cristianismo oficial fornece do Salvador oposto ao demónio simbolizado pela Serpente. E apesar de este texto sugerir o contrário, este Cristo não actua como o demiurgo em Platão o deus operário que não cria a matéria, mas imprime nela, segundo Platão, as formas arquetípicas. Há uma quarta entidade, situada entre Cristo e a matéria, que é o demiurgo, o arconte, que toma as formas perfeitas existentes no Filho, a serpente celeste e comete o erro de imprimir, através de um fluxo, essas formas na matéria em devir permanente. Escreve Hipólito:
«Assim, pois - prosseguem - quando o Senhor diz «Vosso Pai que está nos céus» refere.se àquele de quem o filho assumiu as formas para as introduzir neste mundo. Quando diz «vosso pai, desde o princípio, é homicida» refere-se ao arconte e demiurgo da matéria, o qual recolheu as formas fornecidas pelo Filho e engendrou as coisas deste mundo, desde o princípio é homicida. A sua obra opera a corrupção e a morte.»
«Assim pois - prossegue - ninguém pode salvar-se nem ascender a não ser por meio do Filho, que é a serpente.»
(Los gnósticos, volume II, Hipólito de Roma, Refutación de todas las herejías, páginas 81-82, Biblioteca Clásica Gredos, Madrid; o destaque a bold é posto por nós).
Sendo a matéria corruptível e fonte de corrupção, os gnósticos salvam-se, com a sua racionalidade, da enorme falácia teológica das igrejas católica, protestantes e judaica que é considerar Deus o autor de todas as coisas visíveis e invisíveis, isto é, não só dos céus, dos mares e das paisagens terrestres belas, da beleza e da saúde juvenil mas também dos vulcões, dos furacões e dos tsunamis que matam pessoas, da velhice decrépita, das criaturas disformes, dos cancros e outras doenças.
www.filosofar.blogs.sapo.pt
f.limpo.queiroz@sapo.pt
© (Direitos de autor para Francisco Limpo de Faria Queiroz)
En su célebre Diccionario de Filosofía, José Ferrater Mora comete errores al tratar del tema idealismo. Escribe:
«En el centro del pensamiento idealista se encuentra Kant. Éste rechaza el idealismo problemático de Descartes y el idealismo dogmático de Berkeley, si bien encuentra el primero más justificado que el segundo. Pero el rechazo de estas formas de idealismo no le impide formular su proprio idealismo, el único que estima aceptable: el idealismo trascendental. Éste consiste en poner de relieve la función de lo «puesto» en el conocimento. El idealismo trascendental (o formal) kantiano se distingue, pues, de lo que Kant llama "idealismo material" en lo que no es incompatible con el "realismo empírico", antes bien alcanza a justificar este último. No se afirma, por tanto, que los objectos externos no existen o que su existencia es problemática; se afirma únicamente que la existencia de los objetos externos no es cognoscible mediante percepción inmediata. El idealismo trascendental kantiano no funda el conocimiento en lo dado (VÉASE), sino que, en todo caso, hace de lo dado una función de lo puesto.»
(José Ferrater Mora, Diccionario de Filosofía, Ariel, Tomo II, E-J, pag. 1737; la negrita es destacada por nosotros)
Al contrario de lo que sostiene Ferrater Mora, el idealismo de Kant es un idealismo material, absolutamente lo mismo que el de Berkeley, en esencia. Hay diferencias inesenciales, por supuesto: Kant habla de categorías del entendimiento, de espacio y tiempo como formas a priori de la sensibilidad, es decir, modos irreales de los seres irreales (fenomenos) pero Berkeley sostiene, al igual, que el espacio y el tiempo no son objetivos, reales en sí mismos. Y ésto es tan claro como para percibir el siguiente texto de Kant :
«De hecho, la materia, cuya unidad con el alma plantea grandes dificultades, no es más que una forma simple o un simple modo de representación de un objeto desconocido, formado por esa intuición que llamamos sentido externo. Por lo tanto, debe haber algo fuera de nosotros a lo que corresponde el fenómeno que llamamos materia ". (Immanuel Kant, Crítica de la razón pura, edición portuguesa, Fundación Calouste Gulbenkianpáginas 361-362, nota de pie de página; el destaque en negrita es puesto por mí)
Y aún escribió Kant:
«Debemos sin embargo recordar que los cuerpos no son objetos en sí mismos, que están presentes a nosotros, sino una simple manifestación fenoménica, quién sabe de qué objeto desconocido ... que por lo tanto no es el movimiento de la materia lo que produce en nosotros, representaciones, sino que él mismo (y por lo tanto también la materia que se vuelve cognoscible) es mera representación ... "(Kant, Crítica de la razón pura, Fundación Calouste Gulbenkian, Lisboa, pp 363-364 Nota de pie de página; la negrita es puesta por mí). .
Resulta claro que la materia y el movimiento no existen fuera de nosotros, más allá de nuestra percepción sensible. No son más que "ideas", sensaciones. El númeno (Díos, alma, libertad, mundo como totalidad, etc) no es hecho de materia. No hay árboles-númenos, ni montañas-númenos, ni hierro-númeno, ni piedra-númeno. El hierro, la piedra, el árbol de madera y hojas son fenómenos, estan dentro del espacio (subjetivo) inventado por el hombre, no son sino representaciones en nosotros de un «objeto desconocido» no material, es decir, espiritual, metafísico.
Por tanto, el idealismo de Kant es justo lo mismo que el de Berkeley, ya que ambos dicen que la materia es representación (sensación o ideia subjetiva). Pero esto no es comprendido por la comunidad académica, desde Karl Popper hasta Saul Kripke y Heidegger, desde Husserl hasta Ferrater Mora y Olavo de Carvalho, comunidad que puede considerarse «burra», necia por su incapacidad de percibir la leyes de la analogía y del uno en el marco de las filosofías de Berkeley y Kant.
Berkeley dijo que «ser es ser percebido» y Kant sostuvo que «ser fenómeno, es decir, casa, árbol, cuerpo humano, etc, es ser percibido».
Kant lo comprendió, sí, pero se burló de Berkeley imitandole en su idealismo, añadindo a éste conceptos como formas a priori, categorías, trascendental, etc., aunque ridicularizando al filósofo irlandés al que calificó de idealista dogmático. Pero Kant era tan idealista dogmático como Berkeley. El término idealismo trascendental no se opone como contrario a idealismo material: trascendental es el contrario de empirico, mienta el a priori, mienta que hay un idealismo material que habla de conocimentos innatos como los triangulos, círculos, números, como es el caso de Kant.
Kant fue deshonesto respecto a Berkeley quien es el verdadero creador del idealismo moderno material. Lo que Kant llama de "realismo empirico" no es más que idealismo material: la expresión «realismo empírico» mienta que los sentidos perciben como reales los cuerpos físicos a pesar de que no lo son, es decir, el entendimiento sabe que esos objetos son meras construciones de las categorías y de la sensibilidad con el espacio y el tiempo subjetivos y la imaginación. Pero Ferrater Mora y la generalidad de los académicos no han comprendido el significado de «realismo empírico» como falso realismo.
www.filosofar.blogs.sapo.pt
f.limpo.queiroz@sapo.pt
© (Direitos de autor para Francisco Limpo de Faria Queiroz)
Livraria online de Filosofia e Astrologia Histórica