José Ortega y Gasset (9 de mayo de 1883, Madrid; 18 de octubre de 1955) criticó la frase de un diputado y ex gobernador de Barcelona que clasificó de funestos todos los lirismos a propósito de la revolución de Barcelona en 1909. Se califica de Semana Trágica a los sucesos que irrumpieron en Barcelona y otras ciudades de Catalunya entre el 26 de julio y el 2 de agosto de 1909.
La causa de estos violentos acontecimientos fue el decreto del gobierno de Antonio Maura de enviar tropas de reserva a las posesiones españolas en Marruecos, puesto que la mayoría de estos reservistas eran padres de familia de las clases obreras. Los sindicatos convocaron una huelga general. Los disturbios de la ciudad de Barcelona provocaron un total de 78 muertos (75 civiles y 3 militares), medio millar de heridos y 112 edificios incendiados, 80 de estos edificios religiosos.
El gobierno del conservador Antonio Maura, por medio de su ministro de la Gobernación Juan de la Cierva, desencadenó, el 31 de julio de 1909, una represión cruel e injusta en la que se inscribió la ejecución del intelectual anarquista Francisco Ferrer, padre de la escuela libre. Escribió Ortega en el periódico El imparcial de 10 de agosto de 1910:
«Pero imagine el lector que después de escuchar la lectura de algunos artículos insertos en periódicos radicales, el orador exclama: "Este lirismo revolucionario, funesto como todos los lirismos...»¿Qué le parece al lector? ¿No halla en tal frase un paradigma de esa simplicidad superabundante de ese lujo en la extravagancia a que no hallábamos disculpa? ¿Quién podía esperar entre las notícias sobre la revolución en Barcelona un juício tan rápido, comprensivo y tajante de todo un género poético? ¿Que tiene que ver la Ley de orden público con a historia de la literatura? Sólo una intervención incesante de la Providencia impide que nos volvamos locos de pronto todos los españoles. ¡Bendito sea Dios! ¿ De modo que todo el lirismo? ¿ De modo que también la poética está a merced de los gobernadores de provincia? ¿ De suerte que decididamente funesto? »
«Lo grave del caso es que el autor de esta afirmación ha ejercido autoridad y es probable que otro día la ejerza; y como para un gobernador de provincia funesto es aquello susceptible de pasar por la cárcel, podemos imaginar las celdas de Montjuich henchidas de poetas con esposas en las liras.»
«¿Que sería del pobre adanita sin lirismo? Todo arte es lírico en su simiente: no hay arte sin lirismo. Y como el arte es síntoma y fruto de humanidad, el lirismo significa la potencia radical y distintiva del hombre.» (...)
«Donde el lirismo falta, la cultura se estanca y las razas se pudren, como se descompone el cuerpo cuya alma se ha ausentado. Y es exacta medición del valor histórico de los pueblos la fórmula de la densidad lírica. ¿Cómo no ha de ser así? Lirismo es vida interior; vida interior es personalidad; personalidad es poder plástico, energía creadora de realidades, fuerza para conformar la materia dura del mundo exterior según nuestra voluntad y nuestra idea. Un pueblo sin lirismo no es sujeto histórico, no es protagonista, no hace historia; es traído y llevado por los puntapiés del azar.»
(José Ortega y Gasset, Obras completas, Tomo I, 1902/1915, Penguin Random House e Fundación Ortega y Gasset, Sabadell, Barcelona, 2017, artículo El lirismo en Montjuich, pp. 373-374; la letra negra resaltada es puesta por nosotros).
Ortega azota a un político ignorante de la Historia Universal y de la Historia de España, un gobernador de provincia que vacía de racionalidad y sentimiento creador las revoluciones populares, en particular la Semana Trágica de Barcelona que expresó en modo violento el lirismo de los catalanes, el dolor de los obreros en dejar a sus familias.
© (Derechos de autor para Francisco Limpo de Faria Queiroz)
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