El principio de la vacunación es meramente filosófico – de una filosofía mutilada o deficiente, según sus detractores – y no es soportado por evidencias estadísticas fiables.
Hace falta demostrar que la introducción de virus o toxinas vivos, atenuados o muertos, en el cuerpo humano desencadena una reacción favorable a la salud. No hay pruebas. Al revés, se produce un choque anafiláctico por la inoculación de tales sustancias extrañas. Y hay docenas y centenas de miles de muertes por la vacunación, más o menos ocultadas por acción de las multinacionales de farmacia, interesadas en vender vacunas a los estados, y sus agentes en la universidad y en la prensa.
Se atribuye a la vacunación la desaparición de enfermedades como la viruela o el sarampión o la polio pero la explicación real es otra: la mejora de las condiciones de alimentación de la generalidad de la población (más frutas, yogures, ensaladas, menos grasas, menos sal y carnes rojas, etc.) de habitación (casas con baño y agua corriente, lavado de las manos antes de comer, etc.) de deporte (gimnasios, carreras, baños de sol y de mar, etc.) son la causa de la desaparición de tales enfermedades.
La proclamada creación de anticuerpos “para enseñar el organismo a defenderse” no es, por si solo, ni buena ni deseable; al igual que el chorro de agua de una manguera no es, por sí mismo, bueno como para impedir los damnos de un gran incendio que alguien hubiese provocado sin necesidad en un almacén o factoría.
Además, nadie enseña el organismo a defenderse. El cuerpo sabe lo que hace y solo en circunstancias excepcionales necesita ser ayudado por intervenciones médicas. Los vitalistas piensan que el organismo sabe más que nosotros con nuestra inteligencia analítica que casi solo usamos la parte izquierda del cerebro: hay una fuerza vital inteligente en las células y el sistema nervioso que provoca crisis de defensa de la salud -«enfermedades liberadoras» - como el sarampión o la fiebre, que expulsan a través de la piel toxinas que ensucian la sangre y la linfa.
El principio de la vacunación es erróneo según el médico norte-americano Herbert Shelton, quien escribió:
«Se supone que las vacunas “inmunizan” quien las recibe, produciendo una enfermedad artificial “que estimula la producción de anticuerpos”. En las antiguas supersticiones se afirma que el ataque de una enfermedad inmuniza a la victima contra otros ataques en el futuro.» (…)
Si contraer una constipación nasal o cien constipaciones nasales no inmuniza contra futuras constipaciones, ¿para que sirven, entonces, los sueros y las vacunas? (…)
«Cuando un niño es vacunado contra la polio, sus posibilidades de contraer la enfermedad no son nunca superiores a cinco en un millón. ¿Como podremos saber se la vacunación hecha contra la polio impidió la enfermedad en un determinado niño? Es fácil hacer malabarismo con las estadísticas y demostrar que el blanco es negro. (…)
«La practica de inmunización es un esfuerzo para impedir la ley de la causa y el efecto. ¿Podremos nosotros considerar tan estúpido a un hombre que va al punto como para afirmar que puede inocular alcohol en otro hombre y, así, inmunizarlo contra los efectos del alcohol, para que pueda, de este modo, beber todo el whisky que desea sin sufrir las consecuencias? En efecto, si es posible inmunizar contra un cualquier veneno, no hay razón como para no inmunizarse contra todos los venenos. Ahora bien, las bacterias nocivas no constituyen una clase de venenos que escapan a los efectos específicos de todos los venenos.»
«La actitud médica según la cual el medio de evitar la enfermedad consiste en tenerla es tan ridícula como la idea de que, para evitar las quemaduras, fuera necesario sufrir varias quemadoras leves con la finalidad de adquirir inmunidad para las quemaduras»
«El concepto médico según el cual una comunidad que ha escapado de la polio durante años paga, después, su tributo con una epidemia es la expresión absurda de que la enfermedad genera salud. Tener salud es “peligroso”, es un estado que abre las puertas a la enfermedad. Para evitar las epidemias de polio, es necesario tener polio. He la contradicción flagrante según la cual la mayor garantía de salud es la enfermedad.» (...)
«La búsqueda de las sustancias inmunizantes pertenece al mismo sector de investigación en el cual se han buscadola Piedra Filosofal, el Elixir dela VidaLarga, e el Movimiento Perpetuo. La noción de inmunización es tan estúpida como la noción de medicamento…»
( «La inmunidad y las enfermedades», Herbert Shelton en “La Nouvelle Hygiéne”, citado en «Natura» de Noviembre de 1961; la letra negrita es puesta por mí)
Estamos aquí en plena visión dialéctica del mundo: ningún producto del tipo «vacuna» puede constituir un blindaje, un muro contra la enfermedad, porque no existe la inmunidad. En cada instante hay lucha en el cuerpo entre la fuerza vital anclada en las glandulas endócrinas y la oxigenación y nutrición correcta de la sangre, y los venenos que se forman en la digestión de los (malos) alimentos, el aire contaminado y los tóxicos que por la piel penetran en el organismo. Inmunidad es la poción mágica de Asterix, un mito irreal que la “ciencia” de la vacunación absorbió y propagó…
Algunos recurren a la falacia de la modernidad, diciendo: «Sí, es verdad que, al principio la vacuna no era bien concebida em muchos casos, pero hoy en día los progresos de los laboratorios han perfeccionado este producto de modo a hacerlo inofensivo.» No es verdad: el principio de infección de la sangre por virus o toxinas, vivos o dormidos, se mantiene en las más modernas vacunas y, por lo tanto, la critica es enteramente actual.
NOTA- En youtube se puede veer 9 vídeos "Vacunación, la verdad oculta» que ilustran este punto de vista
http://www.youtube.com/watch?v=046eMq5MLOI
http://www.youtube.com/watch?v=SECeQPPmhE8&feature=related
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Realitas in essendo significa "Realidad en su ser". La expresión es empleada por Zubiri para resaltar que la resología - doctrina de la res o cosa, término ambiguo - es anterior a la ontología - doctrina del ser y del ente. La realidad es, según este filósofo español, formalidad, sustantividad, no comporta entes.
«Realidad no es el ser por excelencia, como si realidad se inscribiera primariamente “dentro” del ser, sino que la realidad ya real es el fundamento del ser; es el ser el que se inscribe “dentro” de la realidad sin identificarse formalmente con ella. (…) En su virtud, no hay esse reale, ser real, sino lo que yo llamaría realitas in essendo, la realidad en su ser, o mejor todavía, la realidad “en ser”. Últimamente no hay un ser sustantivo, sino nuda sustantividad. Las cosas son primeramente realidad y no ser. Pero lo real en cuanto que “es” es justo lo que se llama “ente”. Por tanto, lo real en cuanto real no es “ente”, sino simplemente “realidad”». (Xavier Zubiri, Sobre la Esencia, pag. 410-411; la letra negrito es puesta por mí).
Zubiri es poco claro sobre el concepto de “realidad” .
De dos hipótesis, hay que escoger una una: o realidad es un conyunto de formas arquetípicas, ya que no es el ente concreto, el “ser” este hombre, o “ser aquella casa”, o “ser Madrid”, o “ser catedral de la Sagrada Familia”; o realid es solo existencia, ser general sin quid o esencia.
Zubiri se decanta por la primera hipótesis, aunque no es claro, y su teoría puede considerarse un platonismo o aristotelismo disfrazado. Ambas estas teorías sostienen la anterioridad de las formas eternas (ejemplo: la forma planeta, la forma caballo, etc) respecto a los entes concretos (el planeta Venus, este caballo negro) a pesar de que el aristotelismo intenta esbozar, paradójicamente, el nacimiento simultaneo de la forma eterna (eidos) e la forma última (morphos eskathé) , individuada en la materia.
En verdad, Zubiri se entrega a un juego de lenguaje: sustituye la expressión "el mundo del ser y de las formas", de Platón, por "realidad o formalidad del real", para decir lo mismo, excepción hecha a que la realidad en Zubiri no es una región o zona de cosas y en este punto se identifica a Aristóteles. Y llama "ser" a lo que Aristóteles calificó de sustancia primera (proté ousía).
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Os testes intermédios do 10º ano de Filosofia editados pela Porto Editora em 2011 estão repletos de erros teóricos e consituem um exemplo da formatação antifilosófica do pensamento dos adolescentes do ensino secundário em Portugal que uma parte substancial dos professores leva a cabo, por irreflexão e mimetismo face aos autores de manuais escolares. Vejamos alguns desses equívocos,
MOORE E O EQUÍVOCO DOS "ATOS INCAUSADOS"
A Proposta de teste intermédio 1 começa com o seguinte texto de George Moore, um dos confusos pais da filosofia analítica:
GRUPO I
«Aqueles que defendem que temos livre-arbítrio julgam-se obrigados a sustentar que por vezes os atos voluntários não têm causa; e aqueles que defendem que tudo é causado pensam que isso prova completamente que não temos o livre-arbítrio. Mas na verdade, é extremamente duvidoso que o livre-arbítrio seja inconsistente com o princípio de que tudo é causado.» ...( G.E. Moore- Ética, 1912, Capítulo VI).
1) Indique pela mesma ordem que o autor, as posições sobre o livre-arbítrio referidas na primeira frase do texto. ( Testes intermédios, pag 18, Porto Editora).
A proposta de resolução é a seguinte:
GRUPO I
«As posições são o libertismo e o determinismo radical (Estas são as duas formas de incompatibilismo).» (Testes intermédios, pag. 21, Porto Editora; o negrito é posto por mim).
Crítica: em primeiro lugar, Moore confunde causa com causa necessária (esta última é componente do princípio do determinismo: as mesmas causas produzem sempre os mesmos efeitos, nas mesmas circunstâncias). Esta confusão vocabular é funesta à clareza filosófica: Moore e os seus imitadores, como Simon Blackburn e os autores de quase todos manuais escolares de filosofia para o 10º ano em Portugal não distinguem, vocabularmente pelo menos, entre causa livre - exemplo: Deus criou o mundo por um acto único de livre-arbítrio, que não estaria obrigado a praticar, na concepção cristã - e causa necessária, envolta nas roldanas da necessidade ou determinismo. Dizer que alguns atos voluntários não têm causa, como Moore sustenta no texto acima, é um contrasenso: a causa de um ato voluntário, como, por exemplo, ir passear ou ir ao cinema, é o livre-arbítrio, a reflexão livre de cada pessoa que precede a decisão, ou o instinto. O que Moore e outros querem dizer com a expressão "atos incausados" é que há atos que escapam ao determinismo. Mas nenhum ato escapa a causas, sejam elas necessárias ou livres, e isto Moore e os seus imitadores não o dizem. Em rigor, não há atos incausados. O princípio da razão suficiente, de Schopenhauer, assegura que toda a coisa ou fenómeno possui uma causa.
Por outro lado, a solução proposta acima diz que a teoria que sustenta que os atos voluntários são por vezes incausados chama-se.. libertismo. É uma névoa de confusão: não se explica o que é libertismo, nem em que se distingue do determinismo com livre-arbítrio («determinismo moderado»,na imperfeita definição em voga nos manuais). Kant é libertista, como defende Simon Blackburn? Ou é "determinista moderado", uma vez que admite que o eu fenoménico (corpo e suas necessidades materiais) é determinado pela natureza e o eu numénico (razão livre) é livre? Ninguém sabe explicar isto. Não se pensa, não se confrontam posições nesta esfera da filosofia - o meu blog é, seguramente, uma excepção, fustigando, com a espada do raciocínio dialético, o dogmatismo erróneo instalado entre os professores de filosofia (por exemplo, a confusa classificação: determinismo radical, determinismo moderado, libertismo, indeterminismo).
Também não se percebe como se pode classificar o "libertismo" de incompatilismo. Como pode ser incompatibilismo se, às vezes, aceita que há livre-arbítrio compatível com determinismo?
ERRÓNEA DEFINIÇÃO DE RELATIVISMO CULTURAL
Na mesma Proposta de teste intermédio 1, temos a seguinte pergunta do grupo II a coroar um texto de Harry Gensler:
2.1. Defina relativismo cultural.(pag 21)
A proposta de resolução é a seguinte:
«2.1. De acordo com o relativista cultural, não há padrões absolutos ou universais do bem e do mal. O facto de algo ser bom, ou de algo ser mau, é sempre relativo a sociedades específicas. Se numa sociedade a maioria aceitar, por exemplo, que a poligamia é boa, então a poligamia será boa para essa sociedade; se noutra sociedade a maioria pensar o contrário, então a poligamia será má para essa sociedade.» (Testes intermédios, Filosofia 10º, pag 21, Porto Editora; o negrito é colocado por mim).
Crítica minha: É um erro apontar como relativismo o facto de «numa sociedade em que a maioria aceita a poligamia como um bem, então a poligamia será boa para essa sociedade». Isso é absolutismo social, imposição de uma mesma ideologia a todos os estratos da mesma sociedade. Harry Gensler pensa mal tal como os autores desta prova intermédia da Porto Editora. O relativismo é o facto de numa mesma sociedade haver uma moral, uma ciência e uma concepção político-económica dominantes e, em simultâneo ,haver morais, ciências e concepções político-económicas dominadas que não aceitam o paradigma dominante. Por exemplo, sob a ditadura de Salazar os valores dominantes veiculados na televisão e jornais eram, entre outros, «manter a integridade nacional conservando Angola, Guiné e Cabo Verde, Moçambique e São Tomé e Príncipe como províncias de Portugal» mas havia oposição entre os intelectuais, os estudantes e a classe operária ao colonialismo oficial de Salazar. Isto, sim, é relativismo: mostrar as diferentes verdades no seio da mesma sociedade. A definição mutilada de relativismo fornecida por Harry Gensler supõe homogeneidade no interior da mesma sociedade o que, em rigor, não é verdade.
A ÉTICA DE KANT NÃO É RELATIVISTA?
Surgem então as perguntas de escolha múltipla e uma só resposta tida como certa e aqui se revela a mediocridade de pensamento de quem gizou este teste, o espírito de hiper análise sem visão de síntese.
GRUPO III
«1.2. A teoria ética de Kant é:
A. Consequencialista
B. Relativista
C. Deontológica
D. Teológica (pag
A resposta apontada como certa é: deontológica (alínea C).
Crítica: Há três respostas certas, as da alínea A, B e C.
Para surpresa da grande maioria, direi que a ética de Kant é consequencialista porque visa uma consequência para cada cada acção humana: a transmissão de uma ideia de equidade entre os homens, de justiça, e a satisfação do eu racional. O dever não é um fim em si mesmo, ao contrário do que diz Kant. O dever é um serviço para com os outros idealmente considerados. Se um homem que acha na rua uma carteira com 50 000 euros entende devolvê-la, apesar de poder ficar com ela uma vez que ninguém viu, é por dever para com o dono do dinheiro e a humanidade em geral. Visa-se, pois, um fim (consequencialismo) ao devolver o dinheiro: corrigir a injustiça, restituir o seu a seu dono. A resposta A está certa - contra o que afirmam as vozes dominantes e os manuais escolares.
Ao mesmo tempo, a ética de Kant é relativista, isto é, o conteúdo do imperativo categórico varia de pessoa a pessoa, é relativo à consciência de cada um. Relativismo da esmola: para uns, é um bem dar esmola porque seguem o imperativo categórico «Dá sempre esmola a quem te pedir porque isso corresponde ao ideal de justiça social» e para outros é um mal dar esmola porque o seu imperativo categórico é «Nunca dês esmola a quem quer que seja porque isso rebaixa a dignidade de quem pede». Logo, a resposta B está certa.
Obviamente, a ética de Kant é deontológica (déon= dever), estrutura-se sobre o dever. A resposta C está certa.
MILL NÃO DEFENDE QUE SÓ UMA BOA VONTADE É INCONDICIONALMENTE BOA?
Consideremos outra pergunta, na página 20 do "Testes intermédios":
«1.5 Tanto Kant como Mill defendem que:
A. Não há um princípio moral fundamental.
B. Só o prazer e a ausência de dor são incondicionalmente bons.
C. Há um princípio moral fundamental.
D. Só uma boa vontade é incondicionalmente boa.
A resposta tida como certa é a da alínea C.
Crítica: De facto, a resposta C está correcta. Mas a resposta D também está: a definição de boa vontade como a vontade incondicionalmente boa não é exclusiva de Kant. Já se encontra na «Ética a Nicómaco» de Aristóteles e é partilhada também por Stuart Mill.
A ÉTICA DEONTOLÓGICA NÃO PROMOVE SEMPRE O BEM?
Na proposta de Teste Intermédio 2 figura a seguinte questão que pede apenas uma resposta certa de entre as quatro hipóteses (pag. 26)
«1.4 De acordo com uma ética deontológica:
A. Só o prazer e a ausência de dor são bons.
B. Devemos sempre promover o bem.
C. Não podemos promover o bem sacrificando os direitos dos outros.
D. Nem só o prazer e a ausência de dor são bons.»
A proposta de solução indica como certa a hipótese C.
Crítica: é uma visão unilateral, truncada. As respostas B e D também estão certas. A hipótese B diz que segundo a ética deontológica devemos promover sempre o bem. Ora, não é isso o que Kant diz? É. Exercer o imperativo categórico, mesmo que seja amargo para algumas pessoas, é fazer o bem. Exemplo: o juíz que condena a anos de prisão efectiva um grupo de narcotraficantes faz o bem, desde que inspirado no ideal de justiça incorruptível.
A ética deontológica de Kant - é também uma ética teleológica, como assinalei noutros artigos - preconiza que nem só o prazer e a ausência de dor são bons. O cumprimento do dever pelo dever é bom, mesmo que implique dor. Exemplo: o comandante de um navio sacrifica a sua vida num naufrágio obedecendo ao imperativo categórico «Salva em primeiro lugar a vida das crianças, mulheres e idosos, em caso de naufrágio do teu navio, e, em último lugar, a tua própria vida».
Há três respostas certas nesta pergunta e não uma. É este o tipo de perguntas que se vai colocar aos alunos no exame de filosofia do 11º ano de escolaridade em Portugal? Tão ambíguas e medíocres, fazendo com que os alunos que pensam recebam zero na cotação?
AS ÉTICAS DE KANT E STUART MILL SÃO EXCLUSIVAMENTE OBJECTIVAS?
Na proposta de Teste Intermédio 2 (página 26) vem a seguinte questão que pede apenas uma resposta certa:
«1.5 Tanto Kant como Mill aceitam:
A. A subjectividade da ética.
B. A objectividade da ética.
C. Que a felicidade é o fim a promover.
D. Que a felicidade não é o fim a promover.»
A resposta apontada como solução certa é a B: objectividade da ética.
Crítica: Kant e Mill, aceitam ambos, em simultâneo, a subjectividade e a objectividade da ética. Isto é incompreensível para o autor destes testes intermédios, que carece de um pensamento dialético (em cada coisa, há duas facetas contrárias que, em regra, coexistem). Na ética de Kant, é objectiva a fórmula do imperativo categórico «Age como se quisesses que a tua acção fosse uma lei universal da natureza» , a mesma para todo o ser humano, e é subjectiva a máxima, o conteúdo concreto, a coloração que cada um dá ao seu impertaivo categórico.
Na ética de Stuart Mill, é objectiva a fórmula «estender o bem, o prazer, ao maior número de pessoas» e é subjectiva a análise de cada situação concreta. Por exemplo, se um polícia encontrar seis assaltantes a agredir e a roubar duas pessoas algures não segue a regra do prazer do maior número (seis meliantes) dos envolvidos na situação. O polícia tem de defender a minoria agredida, isto exige uma análise subjectiva.
Por conseguinte, as respostas A e B estão correctas.
NÃO HÁ ACÇÃO HUMANA SEM INTENÇÃO?
Na proposta de teste intermédio 3 (página 29) lê-se a seguinte questão de escolha múltipla:
«1.1Não pode haver acção humana sem:
A. Deliberação.
B. Livre-arbítrio.
C. Responsabilidade.
D. Intenção.»
A solução apontada como certa é a D: não pode haver acção humana sem intenção.
Crítica: Pode haver acção humana sem intenção. Exemplo: durante uma caçada, um dos caçadores tropeça numa pedra, a espingarda que leva dispara acidentalmente e mata o amigo que vai à sua frente. A queda e o disparo, sem intenção, não são acção humana involuntária?
CONFUSÃO SOBRE DETERMINISMO MODERADO: ALGUMAS ACÇÕES DETERMINADAS SÃO LIVRES?
No teste intermédio 3 (pag 29) é colocada a seguinte questão:
1.2 O determinismo moderado é uma teoria compatibilista porque diz-nos que:
A. Só algumas acções estão determinadas.
B- Todas as acções estão determinadas.
C. Algumas acções determinadas são livres.
D. Algumas acções determinadas não são livres.»
A proposta de solução indica como a única correcta a resposta C: «algumas acções determinadas são livres».
Crítica: uma acção determinada, isto é, em que o efeito obedece necessariamente a uma causa natural, biofísica, nunca é livre. A acção de comer obedece ao determinismo da trituração dos alimentos na boca e deglutição: não pode ser feita de qualquer maneira, obedece a um determinismo, a um mecanismo articulado de causas e efeitos. Livre é a decisão de comer que se toma num dado momento ou a interrupção do acto de comer. A acção determinista nunca é livre: conjuga-se com a liberdade que lhe é exterior. A resposta correcta seria a da alínea A: só algumas acções, a grande maioria, estão inseridas no mecanismo do determinismo, as que consistem no livre-arbítrio não estão sujeitas ao determinismo, articulam-se com este. Jejuar é uma acção livre que põe em movimento o determinismo corporal da autólise: sente-se fome algumas horas depois do início do jejum, essa fome (psicológica) desaparece, o organismo elimina gorduras e tecidos mórbidos (células cancerosas, pús, etc), há uma baixa de açúcar no sangue, etc. O jejum é um acto livre enquanto submetido ao livre-arbítrio, mas em si mesmo não é um acto livre.
É um medíocre livro de testes intermédios de filosofia do 10º ano do ensino secundário, este, da Porto Editora. É erróneo fazer este tipo de perguntas de resposta de cruz. Não mede com rigor o grau de saber e de inteligência filosófica do aluno, já que este nem sequer é convidado a justificar a afirmação que escolheu como certa. É a pobreza redutora de uma certa "filosofia analítica" que em muito lembra o ensino de memorização e repetição mecânica nas escolas do Estado Novo (1933-1974) de Salazar e Caetano. Estes testes intermédios dão uma imagem da fraca qualidade do ensino de filosofia no ensino secundário em Portugal e, sobretudo, da fraca qualidade editorial nesta área, no presente momento.
A nível mundial, só uma ínfima minoria de pessoas dentro da área da filosofia pensa verdadeiramente: o resto é mimetismo, fórmulas decoradas, ensino massificador nas escolas, doutoramentos e mestrados em filosofia «copy paste» ou destituídos de originalidade e genialidade, subserviências a filósofos de segunda e terceira categoria. A grande filosofia é e será sempre uma praxis de elite, ainda que a elite tenha por obrigação conservar, purificar e melhorar o legado filosófico de modo a que este possa penetrar, tanto quanto possível, no povo.
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Orlando Vitorino, (1922- 14 de Dezembro de 2003), filósofo português discípulo de Álvaro Ribeiro e José Marinho, escreveu:
«Uma abissal, mas significativa divergência, assim se observa: na filosofia clássica, representada por Aristóteles, o pensamento precede o conhecimento, que dele resulta; na filosofia moderna, representada por Kant, o conhecimento é anterior ao pensamento e constitui seu conteúdo e objecto.» (Orlando Vitorino, Exaltação da filosofia derrotada, pag 86, Guimarães Editores; o negrito é posto por mim).
Parece haver um certo magma de confusão neste pensamento de Orlando Vitorino. Só os sensistas ou sensacionistas defendem que o conhecimento (empírico) é anterior ao pensamento. Ora, Kant não é um sensacionista: para ele, as sensações não fornecem, por si sós, conhecimento, precisam de ser elevadas, via imaginação ao intelecto que delas forma os conceitos empíricos. Por exemplo, é a partir da percepção empírica do fenómeno cavalo, obtida na sensibilidade, que o entendimento constrói o conceito empírico de cavalo.
Como é possível afirmar que, em Kant, o conhecimento é anterior ao pensamento? É um absurdo. Kant não é um empirista mas um empiro-racionalista. Kant admite o conhecimento a priori mas este é sempre um pensamento, um juízo, não há conhecimento anterior a pensamento. O conhecimento inicia-se com a experiência, mas em conjugação com o intelecto a priori. O conhecimento é pensamento a priori ou é pensamento a posteriori vitalizado pelas sensações:
«Se porém todo o conhecimento se inicia com a experiência, isso não prova que todo ele derive da experiência. (...) uma questão ... vem a ser esta: se haverá um conhecimento assim, independente da experiência e de todas as impressões dos sentidos. Denomina-se a priori esse conhecimento e distingue-se do empírico, cuja origem é a posteriori, ou seja, na experiência.» (Kant, Crítica da Razão Pura, pag 37, Fundação Calouste Gulbenkian; o negrito é colocado por mim).
«Podemos, contudo, reduzir a juízos todas as acções do entendimento, de tal modo que o entendimento em geral pode ser representado como uma faculdade de julgar. Porque, consoante ficou dito, é uma capacidade de pensar . Ora pensar é conhecer por conceitos.»(Kant, ibid, Livro I, 1ª Secção,pag 103)
E Aristóteles não faz o pensamento anteceder o conhecimento: são simultâneos. Ainda que pudessemos admitir que o raciocínio (um pensamento) antecede por milésimas de segundo, o conhecimento, não podemos esquecer a intuição noética, o pensamento instantâneo que nos fornece as essências ou formas eternas:
«A ciência é conhecimento racional e, por sua vez, o conhecimento racional dá a conhecer a coisa e a sua privação» (Aristóteles, Metafísica, Livro IX, 1046 b, 5-10).
«Assim, pois, a respeito das coisas que são uma essência, e que são actos, não é possível errar, mas antes captá-las ou não». (Aristóteles, ibid, Livro IX, 1051 b, 30-35).
Ora a captação de uma essência é simultamente pensar e conhecer. Não há um pensar anterior ao conhecimento, em Aristóteles, se excetuarmos Deus que pensa sobre si mesmo e desconhece o cosmos. As formas eternas não são um pensamento vivo nem são matéria, porque o pensamento é acto de uma inteligência, divina, astral ou humana. São as ideias não pensantes, as formas inteligíveis mas não inteligentes, o pensamento não humano, por assim dizer, congelado, fixo. As essências de cavalo e montanha subsistirão mesmo que não haja nenhum homem para as apreender ou conceber.
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Aristóteles postulou, na «Metafísica", a analogia do uno e do ente. Analogia significa uma semelhança entre formas ou funções de dois ou mais entes, substantivos ou não, bastante diferentes entre si. Por exemplo, o homem é análogo a uma árvore: os pés são análogos às raízes, as pernas ao tronco de madeira, os braços aos ramos, a cabeça à copa de folhas. O que é ou ente assemelha-se ao uno, são análogos: o uno indeterminado não é espécie dentro do género ser, ainda que este abarque uma vastíssima extensão do uno determinado. Se ser é entendido como puro existir indeterminado coincide absolutamente com o uno indeterminado, isto é, enquanto matéria, isto é, substrato indeterminado da forma, e engloba o uno determinado (limitado por uma forma) e o múltiplo (o uno indeterminado retalhado por várias formas).
O uno determinado e o ente determinado são, em certo sentido, no estrato das formas, dois círculos que se interpenetram. No substrato da matéria, o uno e o ser (puro) coincidem em absoluto e são infinitos, falando em termos espaciais. Há uma zona do ente determinado que é una, e outra zona que não é una mas múltipla, do ponto de vista da forma- ainda que a dialética sublinhe que a multiplicidade está incluída numa unidade superior, que é a matéria do existir.
Assim temos dois sentidos da palavra uno: o uno da forma que é vencido, dissolvido, pelo aparecimento da multiplicidade; o uno da matéria abstracta, do conteúdo indeterminado do todo, e este uno é verdadeiramente invencível, imóvel, ubíquo, infinito. O uno da matéria abstracta - que não é matéria densa, nem energia, etc, mas sim substrato geral do mundo físico, do pensamento, etc - coincide completamente com o ser, o ente. É aqui que se centra a noologia de Parménides: «o ser é, uno, imóvel..» No entanto, a finitude do ser proclamada por Parménides já indica confusão entre o ser como existir (qualidade universal, insubstancial) e o ser como ente-essência esférica (substância).
Num outro sentido, o uno determinado - por exemplo, o uno do universo - abarca o ente A e o ente não A - por exemplo, a matéria e a não matéria (energia) Sobre o "espaço" infinito do ser indeterminado/ uno indeterminado inscrevem-se quatro círculos: o do ente determinado (exemplo: a flora do planeta Terra), o do ente não determinado (exemplo: a não flora do planeta Terra, ou seja, a fauna, a humanidade, os planetas, a galáxia, etc) o do uno determinado (exemplo: uma árvore) e o do múltiplo (exemplo: um milhão de árvores).
A ideia de uno obtém-se independentemente da forma. Não é a forma/contorno exterior que faz reconhecer o uno mas a matéria interior a esse contorno, a textura, o conteúdo. É a matéria que dá a ideia do uno e a forma a do múltiplo.
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Desde há muito existe a teoria da sincronicidade formulada, entre outros, por Carl Jung, nos seguintes termos: «acontecimentos similares mas aparentemente desconexos entre si ocorrem, frequentemente, em simultâneo, como se uma misteriosa lei ou inteligência os fizesse brotar». O povo, na sua sabedoria, diz «Não há duas sem três» e «Falai no diabo e aí vem ele». Outros dizem que se trata da lei da atracção universal: pensa-se em algo, deseja-se esse algo e tal entidade ou situação materializa-se ou cruza-se connosco.
Não tenho nem poderia ter pretensões a ser inventor de uma tal doutrina. Limitei-me a desenvolvê-la numa dupla dimensão, ontológica e fonética, e talvez me possa considerar o impulsionador daquilo a que chamarei sincronicidade ontofonética. A tese principal desta doutrina é: em cada dois ou três dias contíguos, ocorrem diferentes acontecimentos, a que a imprensa dá relevo, que, sem nada terem a ver entre si, aparentemente, obedecem a um mesmo núcleo fonético ou a uma mesma ideia. Vou dar exemplos:
Poderão os popperianos e outros dizer que isto não passa de conexões estabelecidas pela minha imaginação, que não há qualquer fundamento necessário nestas associações, que em cada dia é sempre possível encontrar as correlações fonéticas que se quiser, que estou a ver o mundo pretensiosamente do meu cantinho (perspectivismo), etc. Não sou dessa opinião e em nada me preocupa esse tipo de argumentos, que não posso refutar, de forma demonstrativa cabal, tal como eles não podem refutar a minha tese da sincronicidade ontofonética.
Como se pode provar que as correlações fonéticas que apresento são aleatórias? Por serem poucas? Isso não prova que constituam equívoco. A verdade é que este tipo de analogias fonéticas, estabelecidas empirica e intuitivamente a cada dia ou a cada hora, fornecem-me pistas sobre alguns contornos do futuro imediato. E servem, pragmaticamente, como o conhecimento científico serve.
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João Branquinho, catedrático de filosofia analítica da universidade de Lisboa escreveu no blog "crítica na rede":
«Com efeito, a província da metafísica foi dividida por Aristóteles em três departamentos: a) o estudo dos primeiros princípios e das primeiras causas; b) o estudo do divino, ou teologia; e c) o estudo do ser enquanto ser, ou ontologia. Ora, à luz de uma maneira corrente de mapear o território da filosofia e as suas disciplinas e problemas, pode-se dizer, por um lado, que a investigação mencionada em b pertence actualmente à disciplina de filosofia da religião, e, por outro lado, com respeito à investigação mencionada em a, que uma parte dela cai no âmbito da lógica e a outra parte no âmbito da filosofia da ciência. » (João Branquinho, Objecto e método da metafísica, Metafísica logicamente disciplinada, em 19 de Agosto de 2004, transcrito por mim em 6 de Outubro de 2011; o negrito é por mim colocado).
Esta divisão em três departamentos da metafísica é ambígua - não vou discutir, de imediato, se o responsável da ambiguidade é o próprio Aristóteles, ou se é João Branquinho. A questão está em que não se pode separar os primeiros princípios, do ser enquanto ser. Para Tales de Mileto, a água é princípio - ainda que Hegel tenha posto em dúvida que Tales já possuisse um grau de abstracção do pensamento que lhe permitisse supor a água como princípio interno de todas as coisas - e é também o ser, ou pelo menos a parte material do ser, se admitirmos que deus ou deuses é a parte espiritual do ser.
O ser inclui os princípios gerais mas também a tessitura permanente ou estável das coisas.
Aristóteles escreveu:
«Posto que também o matemático utiliza os axiomas comuns, mas no seu âmbito particular, à filosofia primeira corresponderá estudar também os seus princípios. Pois "se se subtraem quantidades iguais de quantidades iguais, os restos são iguais" é um axioma comum a todo o tipo de quantidades, mas as matemáticas investigam aplicando-o a alguma parte da matéria que lhes é própria, por exemplo, linhas, ângulos, números, ou algum dos outros tipos de quantidade, mas não enquanto coisas que são, mas enquanto cada uma de estas coisas é contínua em uma, duas ou três dimensões. A filosofia, pelo contrário, não investiga acerca de realidades particulares, enquanto a cada uma delas acontece ter alguma propriedade, mas sim acerca do que é, enquanto cada uma delas é algo que é. E o mesmo que com as matemáticas acontece também com a ciência física. Com efeito, a física estuda os acidentes e os princípios das coisas que são, enquanto são movidas, e não enquanto coisas que são (enquanto que dissemos que a ciência primeira se ocupa de estas, na medida em que as coisas que estuda são coisas que são, e não enquanto são alguma outra coisa). Por isso ha-de afirmar-se que esta e a ciência matemática são partes da sabedoria». (Aristóteles, Metafísica, Livro X, 1061 b, 20-30; o negrito é posto por mim)
Há, pois, na doutrina de Aristóteles, uma anterioridade ontológica das coisas imóveis, objecto da filosofia, em relação às operações matemáticas, que são móveis na inteligência, e em relação aos movimentos dos corpos físicos. A filosofia estuda as coisas que são - esta forma do presente do indicativo do verbo «ser» significa eternidade, imobilidade e imutabilidade.
No fundo, a filosofia engloba os princípios gerais de todas as ciências - o ser enquanto ser - e é o resíduo, a ossatura comum a todas as ciências. Estuda o que é invariável, imutável - nisto, Aristóteles é um platónico, considera imóveis as essências principiais e eternas- aquilo que não que devém. A física estuda as coisas que são, em movimento- as essências de esfera, dardo, onda, por exemplo. Mas cada ciência assenta num suporte imóvel, as essências eternas, e, portanto, assenta no objecto da filosofia que, como coluna vertebral, aguenta as ciências. Há os princípios imóveis, raíz da «árvore» do ser, princípios que fazem parte do ser. Na filosofia de Aristóteles, Deus é um dos princípios imóveis.
Ao dizer que o estudo dos primeiros princípios e das primeiras causas caem, hoje, na esfera da lógica, João Branquinho exprime o seu pendor para a filosofia "analítica".
Mas por que razão a lógica há de abarcar as primeiras causas e não apenas as segundas? Por que motivo há-de a lógica conter os primeiros princípios? Por que razão não poderá a lógica nascer do terreno principial do ilógico e os primeiros princípios escaparem à lógica? E a filosofia da ciência abarca os primeiros princípios, como diz João Branquinho? Terá capacidade para tal?
Em minha opinião, os primeiros princípios - como por exemplo, matéria ou espírito como fonte do universo, de tudo - continuam a ser objecto prioritário da filosofia da qual a ciência materialista é apenas uma versão. Não concordo pois que sejam a lógica ou a filosofia da ciência a absorver hoje o estudo dos primeiros princípios, das primeiras causas, como sustenta João Branquinho: é uma visão excessivamente positivista... Estes princípios são ainda objecto da metafísica ou filosofia primeira, como o eram há 2400 anos.
ARISTÓTELES NO LIVRO XI: FÍSICA, MATEMÁTICA E TEOLOGIA COMO AS CIÊNCIAS TEORÉTICAS
Aristóteles distingue no livro XI da Metafísica, três ciências teoréticas: a física, a matemática e a teologia. E, aparentemente pelo menos, omite a filosofia primeira, a metafísica racional.
«Por outro lado, posto que há uma ciência do que é, enquanto é e enquanto é separado, há-de observar-se se esta acaso se identifica com a física ou se, mais precisamente, é distinta dela. Certamente, a física trata das coisas que têm em si mesmas um princípio de movimento, enquanto que a matemática, por sua vez, é ciência teorética acerca de coisas que têm permanência, mas não existência separada. Portanto, alguma de estas ciências distintas se ocupa do que é separado e imóvel, se é que há alguma tal substância, quer dizer, separada e imóvel, algo que tratamos de demonstrar. E, se entre as coisas que são, existe uma tal natureza, ali estará também seguramente o divino, e ela será princípio primeiro e supremo. É, pois, evidente, que há três géneros de ciências teoréticas: Física, Matemáticas, Teologia. » (Aristóteles, Metafísica, Livro XI, 1064 a, 30-35, 1064 b, 1-5; o negrito é colocado por mim).
Assim, a filosofia é a ciência do que é - essências e relações eternas anteriores aos objectos físicos - e a teologia é a ciência do que é e separado- Deus, a inteligência suprema, imóvel, alheio ao mundo. Dir-se-ia que a teologia está contida na filosofia mas não esgota esta. A filosofia é a razão vertebradora da física, da matemática, das ciências teoréticas: é lógica, ontologia, eidologia (ou noologia).
A filosofia apreende, por exemplo, a essência de cavalo e o género animal, conceitos que são anteriores ontologicamente aos cavalos reais e animais reais e formula o juízo «Os cavalos são animais» que integra a espécie cavalo no género animal . Este juízo é uma relação. A física estuda os cavalos e os animais em geral no seu movimento local (phorá) e, se não estou em erro - isto é, se considerarmos a biologia incluída na física ou ciência geral da natureza- no seu movimento interno que é a geração (génesis), alteração (alloíosis), corrupção (phtorá).
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John Locke considerou a forma como o fim da extensão e da solidez. Escreveu:
«A solidez e a extensão e o seu fim, a forma, juntamente com o movimento e o repouso, dos quais possuímos ideias, continuariam a existir no mundo tal como são agora se não existisse nenhuma criatura sensível para as apreender; estamos por isso certos quando as olhamos como as verdadeiras modificações da matéria, assim como são as causas de todas as variadas sensações que temos dos corpos.»
(John Locke, Ensaio sobre o Entendimento Humano, volume I, pag 498, Fundação Calouste Gulbenkian).
A solidez é a característica distintiva da matéria mais densa. Portanto, parece não haver dúvida que o mundo dos corpos sólidos existiu antes de haver humanidade, mentes humanas, ainda que as ideias de cor, som, cheiro, sabor, calor, frio, sejam subjectivas ou intersubjectivas, isto é, existentes unicamente nas mentes humanas. Designa-se isto por realismo crítico anticromático e antisonoro. Há realismos críticos de outras espécies, como por exemplo, a teoria física cromática de que apenas existem na natureza três cores primordiais, azul, vermelho e verde, sendo as outras formadas no interior do nosso cérebro por combinação das primárias.
LOCKE E AS IDEIAS COMPLEXAS DE SUBSTÂNCIA
As ideias de cavalo, de homem ou de cobre são ideias complexas de substância, segundo Locke, porque o cavalo se compõe da combinação das ideias simples de pata, crinas, galope, trote, etc, a ideia de homem se compõe das ideias simples de cabeça, de tronco humano, de fala, de pensar, etc, combinadas de certa maneira, a ideia de cobre se compõe de solidez metálica, cor avermelhada, alaranjada ou acastanhada, etc.
Escreve Locke:
«As ideias que constituem as ideias complexas das substâncias corpóreas são de três tipos. Em primeiro lugar, as ideias das qualidades primárias das coisas que são observáveis pelo uso dos sentidos e que, mesmo quando delas não nos apercebemos, se encontram nas coisas; assim são: o volume, a forma, o número, a situação e o movimento, que realmente existem nos corpos, mesmo que deles não nos apercebamos. Em segundo lugar, as qualidades sensíveis secundárias que dependem destas e que não são mais do que os poderes que essas substâncias possuem para produzir várias ideias em nós através dos sentidos; estas ideias não se encontram nas coisas em si, a não ser que algo as tenha causado. Em terceiro lugar, a capacidade que consideramos existir em qualquer substância, para realizar ou receber essas alterações das qualidades primárias, de maneira que essa substância, assim modificada, produz em nós ideias diferentes das que possuíamos anteriormente acerca do mesmo.» (Locke, ibid, páginas 393-394; o negrito é colocado por mim)
«Porque para falar com precisão, a cor amarela não existe verdadeiramente no ouro, mas é um poder que o ouro possui para nos causar essa ideia através dos olhos, quando colocado sob uma luz adequada. E o calor, que não podemos dissociar das nossas ideias de sol, também não está propriamente no sol, tal como a cor branca que faz aparecer na cera.» (Locke, ibid, pag 394)
Não considero absolutamente claro este texto de Locke. Que significa a frase «em terceiro, lugar a capacidade que consideramos existir em qualquer substância para realizar ou receber essas alterações das qualidades primárias»? Não deveria estar incluída na própria definição de qualidades primárias, feita em primeiro lugar? Afinal, a transformação da forma ou do movimento - qualidades primárias - de um objecto exterior, como por exemplo, o rebentar de um balão, que da forma esférica cheia de ar passa subitamente à forma retraída de um figo ou de uma lasca de madeira, constitui uma ideia complexa aparte que se deva pôr no mesmo plano que as qualidades primárias e as qualidades secundárias? Não me parece.
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