En el comienzo del siglo XX, la fenomenología nació como una reacción contra el idealismo ontológico de Berkeley y de Kant, y contra su adversario, el realismo. En España, Ortega y Gasset fue un gran representante de la fenomenología con su filosofía de la razón vital. Que diferencia esencial hay entre esta fenomenología y la de Heidegger? Hay algunas diferencias importantes, pero no propiamente en lo que concierne a la naturaleza del espacio.
Ortega escribió:
«Yo no soy mi vida. Esta, que es realidad, se compone de mí y de las cosas. Las cosas no son yo e yo no soy las cosas: nos somos mutuamente trascendentes, pero ambos somos mutuamente inmanentes a esa coexistencia absoluta que es la vida.»
«No consisto en un pensar, en un tener conciencia. Yo no pienso originariamente las cosas en las que me encuentro, sino que la realidad es que me encuentro, primero y sin más entre ellas, con ellas; encuentro que ellas existen y yo también. Si hay conciencia, si hay pensamiento, es cuestión que no se presenta al tomar estrictamente lo inmediato según ello se presenta. Al revés, porque se da ese hecho bruto absoluto de que existo yo ahora y esa pared ante mí, vendré luego a plantearme la cuestión de como es posible que coexistamos. Esto me obligará a investigar quien soy, y si resulta que yo soy un ente hermético, cerrado hacía sí, vendrá el nuevo problema de cómo, no obstante, yo cuento con la pared y con las demás cosas. Entonces si esto fuese cierto surgiría la hipótesis del pensamiento, para explicar como no pudiendo nada de fuera entrar en mi hermetismo, no obstante, esa pared está en mí. Pero eso es otro error del idealismo. Yo no soy hermético, sino todo lo contrario. Yo soy el que penetran e inundan las cosas, tanto que me arrollan, que me niegan, me aniquilan, y para afirmarme frente a ellas tengo que luchar, que esforzarme, que estar haciendo siempre algo con ellas, a fin de escapar a su hostilidad. La insoportable paradoja del idealismo queda así superada sin recaer en el realismo ingenuo.» (Ortega y Gasset, Unas lecciones de metafísica, Revista de Occidente en Alianza Editorial, Págs. 160-161; la letra negrita es añadida por mí).
Esta explanación de Ortega no es tan clara como una lectura superficial lo hiciera suponer. Es una pseudo refutación del idealismo. Ortega afirma que las cosas penetran e inundan el yo - por ejemplo: una piedra cayendo desde una montaña puede aplastar a mi cuerpo, a mi yo corporal - y eso «es» la prueba del «error del idealismo», que reduce el mundo material a objetos-sensaciones, subjetivos, que desaparecerían si acaso mi mente se extinguiera. Pero Berkeley y Kant han parapetado bien la teoría idealista: ni uno ni otro niegan que los objetos y las leyes materiales sean reales para nosotros, sino añaden que no son reales en si mismos, fuera de nuestro espíritu que se ensanchó como un balón cósmico que todo produjo dentro de sí: cielos, tierra, mares, ciudades, humanidad física, etc.
Ortega dice que "yo no soy hermético": es claro que el cuerpo físico del Yo no es hermético, no es inviolable, porque la materia fisica exterior lo puede invadir, alterar, damnificar, hacer añicos. Pero el yo psíquico - Ortega no distingue los dos "Yoes" aquí - es, de hecho, hermético e inviolable en el idealismo: ninguna materia lo puede damnificar o aplastar porque él contiene en sí mismo el universo material.
LA CONFUSA NOCIÓN DE ESPACIO APRIORI EM HEIDEGGER
En modo similar a Heidegger, en la teoría de Ortega, el espacio es un elemento subjetivo, o mejor, intersubjetivo (una irrealidad común a múltiples mentes), una creación de cada sujeto perceptor:
«Ahora resultará claro de sobra que, sí nuestra vida consiste al presente en "estar en una habitación", no quiere decirse que consista en estar el yo que es cada qual en un espacio. El espacio es una teoría, una idea.»
«"Estar en", empleado como concepto expresivo de la realidad primaria que es nuestra vida, significa simplememente "habérselas con" esto o lo otro, usar de, manejar, "servirse de".» (Ortega y Gasset, Unas lecciones de metafísica, Pág. 113; la letra negrita es añadida por nosotros).
En la fenomenología de Heidegger, marcadamente de influencia idealista kantiana, el espacio es una creación del "ser ahí" como un biombo colocado entre el sujeto y el mundo:
«Ni el espacio es en el sujeto, ni el mundo es en el espacio. El espacio es, antes bien, en el mundo, en tanto que el "ser en el mundo", constitutivo del "ser ahi", ha abierto un espacio. El espacio no se encuentra en el sujeto, ni éste contempla el mundo "como sí" fuese en un espacio, sino que el sujeto ontológicamente bien comprendido, el "ser ahí", es espacial. Y por ser el "ser ahí" espacial del modo descrito, es por lo que se manifiesta el espacio como un a priori. Este término no quiere decir nada de una previa pertenencia a un sujeto, por lo pronto sin mundo, que emitiría un espacio. Aprioridad quiere aquí decir: anterioridad del hacer frente un espacio (como paraje) en el hacer frente lo "a la mano" del mundo circundante. » (Martin Heidegger, El ser y el tiempo, Fondo de Cultura Económica, Pág. 127; la letra negrita es añadida por mí).
Heidegger alberga incoherencia en estas definiciones. En primer lugar, el concepto de mundo supone siempre el de espacio, físico o mental, lo que Heidegger rehuye admitir: el mundo, previamente al espaciar operado por el ser ahí, ya es un espacio de significatividad. Sostengo que hay espacio mental - noción que Kant y muchos otros filósofos rechazan ateniéndose al dicho popular de que "las ideas no ocupan espacio". En segundo lugar decir que "el ser ahí es espacial" y, a la vez, sostener que "el espacio no se encuentra en el sujeto ni esto emitiría un espacio es algo confuso. Solo cabría una posibilidad lógica: es la de el "ser en el mundo", si fuera autónomo del sujeto, ser el portador del espacio, pero este "ser en el mundo" está contenido en el "ser ahí" (sujeto, cada hombre, yo mismo) como se ve en el texto siguiente:
«Si en cuanto "curarse del" mundo, "viendo en torno", puede el "ser ahí" "trasladar", "apartar" y "colocar", es tan sólo porque a su "ser en el mundo" es inherente el "espaciar" comprendido como existenciario.» (Martin Heidegger, El ser y el tiempo, Fondo de Cultura Económica, Pág. 127; la letra negrita es añadida por mí).
Heidegger no es más original de que Kant al explanar el concepto de espacio y, al revés del filósofo de Konisberg, se expresa de modo confuso sobre la naturaleza del espacio.
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El término "contorno" designa, al menos, tres cosas distintas: la línea formada por el límite de una superficie o figura dibujada; el territorio o conjunto de lugares y cuerpos físicos que rodean a otro; el conjunto de ideas, fuerzas, sentimientos que desde los otros, desde la esfera psico-social, involucran a un individuo.
En la filosofía de Max Scheler, contorno tiene un doble significado: la parte del cuerpo físico del individuo dada por su percepción exterior, en conjunto con los otros cuerpos humanos y cuerpos inorgánicos exteriores más cercanos que constituyen el mundo operante, influyente directamente, sobre el organismo; las fuerzas psico-sociales - las personas de los otros, los Yos psíquicos - que envuelven al individuo en un modo más próximo. Aténtese en el siguiente texto de Max Scheler, uno de los más complejos de su Ética en el que distingue, no siempre de forma meridianamente clara, los conceptos de individuo, organismo, persona, Yo corporal, Yo psíquico o alma, contorno, mundo, mundo exterior:
«Nótese bien el sentido propio de la distinción contorno-individuo (o lo que hace las veces de tal individuo, por ejemplo: hombre, mongol, etc) Esta distinción nada tiene que ver con aquella "yo"- "mundo exterior" de la esfera psíquica y física. La distinción "individuo-contorno" es indiferente al punto de vista psicofísico; de aquí que todo individuo tiene, a su vez, en su contorno psíquico y en si mismo un elemento "psíquico" y "físico". Pertenece al primero todo aquello psíquico ajeno que vive como operando sobre sí, sin que esto quiera decir que ha de ser percibido; todos los sentimientos y pensamientos que el individuo no vive como "suyos", individuales, es decir, con el sello especial de su individualidad, una esfera que coincide con todo aquello que puede ser explicado por el principio de asociación - cosa que no puede demostrarse aquí - . Al contorno físico del individuo pertenece su organismo en cuanto le es dado en el fenómeno de la percepción exterior - dentro del medio y provisto de sus notas de valor positivas y negativas. Por lo tanto, la diferenciación de un cuerpo orgánico con los cuerpos que le rodean nada tiene que ver con la oposición individuo-contorno. Pues esa diferencia existe dentro de la esfera de los objetos de la percepción exterior y divide sus fenómenos - según la relación de dependencia respecto a los cuerpos orgánicos o inorgánicos - en físicos, en un sentido amplio, y fisiológicos. (Nada tiene que ver tampoco esa diferenciación con la relación real de alma a alma). Ni menos tampoco tiene que ver con la relación del yo psíquico, inmediatamente vivido, y la esfera de la vitalidad y el yo corporal, - asiento de todas las sensaciones orgánicas y tendencias instintivas: tal, por ejemplo, "tengo hambre" -. Pues, en este caso, esta diferenciación se realiza dentro de la esfera de la percepción íntima y divide los fenómenos de esta en fenómenos de la Psicología pura y fisiológica, fenómenos puramente anímicos y fenómenos del "sentido íntimo" - según que dependan del yo y del yo corporal - (Véase para esto mi trabajo Uber Selbsttäuschungen). Empero, el organismo como unidad de forma nos es dado en total independencia, tanto de la percepción exterior cuanto de la percepción interior, como un todo y como un contenido inmediatamente intuitivo y materialmente idéntico (no sólo merced a la constante coordinación de los fenómenos de la percepción exterior e interior del mismo organismo.) Y esa unidad del organismo es la que representa la contraposición esencial al "contorno". Al "organismo" como unidad formal - no al organismo corpóreo - se contrapone la "persona" (a su vez como unidad de los actos, indiferente psicofísicamente, véase para esto la Segunda parte). Desde el punto de vista del objeto, empero, se contrapone a la "persona", no un "contorno", sino un "mundo" de cuyos elementos una selección tan sólo representa el "contorno", selección importante para la unidad corporal y vivida como operante en ésta. Tenemos así las siguientes antítesis que se han de separar con todo rigor:
1. Persona-Mundo.
2. Organismo-Contorno.
3. Yo-Mundo exterior.
4. Organismo corporal-Cuerpos inorgánicos.
5. Alma- Yo corporal». (Max Scheler, Ética, Pág 220-221; nota de pie de página; la netra negrita es introducida por nosotros).
Que críticas hay a plantear a nuestro querido Max Scheler?
Hay, al menos una, contradicción inconsistente en estas antítesis. Scheler sostiene la oposición organismo-contorno pero es una contradictio in adjecto: el contorno comporta la parte del organismo físico dada en la percepción exterior (las manos y la nariz y el rostro que veo en el espejo y toco, los brazos, las piernas, el tronco). Entonces, la oposición planteada en 2 no es entre organismo y contorno sino entre organismo psíquico y físico interior, a un lado, y contorno, incluyendo el organismo fisico exterior, el Yo corporal en su faceta exterior, a otro lado.
Otra cuestión que importa aclarar es la oposición Persona-Mundo. Scheler escribió:
«No podemos emplear la palabra "persona" en todos los casos en que corrientemente admitimos yoidad, animación o incluso conciencia del valor y de la existencia del propio yo (conciencia del propio valor, conciencia de sí mismo). La animación, por ejemplo, es propia de los animales, quienes poseen incluso una yoidad del tipo que sea. ( ) Mas tampoco el "hombre" en cuanto hombre define el círculo de seres para los que vale el concepto de persona. Sino que es sólo a un determinado grado de la existencia humana al que se aplica este concepto.» (Max Scheler, Ética, Pág. 621)
«1ºToda objetivación psicológica es idèntica a la despersonalización. 2º La persona es dada siempre como el realizador de actos intencionales que están ligados por la unidad de un sentido. Por consiguiente, nada tiene que ver el ser psíquico con el ser personal.» (Ética, Caparrós, Pág. 623; la letra negrita es añadida por nosotros).
Persona incluye a la capa superior de la yoidad y al espíritu extra persona individual, que es una región del no yo que penetra mutuamente al Yo en múltiples seres humanos. Ese espíritu es mundo, por supuesto no mundo físico, sino mundo de esencias ideales, de conexión de afectos, que transciende la yoidad. La transmisión del saber ético, artístico, filosófico, religioso en las familias, las comunidades vecinales, en los colegios, en libros, en la radiotelevisión, iglesias, etc, es una manifestación del espíritu, ese oceano de esencias personales y transpersonales. El loco, por ejemplo, no es persona. El niño no es aún persona. El animal mamífero no humano no es persona. aunque posee yoidad corporal y psíquica. De ahí que es algo probemática la oposición persona-mundo diseñada por Scheler: no debería ser antes la antítesis persona-mundo exterior?
Pues cuando se habla de mundo interior ¿está este incluido o no en la esfera de la persona? Me parece que sí, al menos en parte. Pero estos textos de Scheler no aclaran esta cuestión.
Además en estes textos parece que Scheler identifica individuo con organismo. Pero a nosotros se nos antoja que el individuo es más amplio que organismo porque además de contener esto engloba la persona, el espíritu individuado.
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