En su célebre Diccionario de Filosofía, José Ferrater Mora se equivoca sobre lo que es idealismo, asignando la designación de idealismo a la doctrina de Leibniz. Escribe:
«En Leibniz, el idealismo aparece bajo forma monadológica y es, en rigor, un espiritualismo y también un pampsiquismo. Como sólo las mónadas son reales, hay que sostener la idealidad del espacio y del tiempo y en general, de muchas de las llamadas "relaciones". En cierto modo, el idealismo de Leibniz es menos obvio que el de Descartes. En todo caso no es un idealismo subjetivo, ni siquiera en el sentido cartesiano de "sujeto" »
(José Ferrater Mora, Diccionario de Filosofía, Ariel, Tomo II, E-J, pag. 1737; la negrita es destacada por nosotros)-
Que la doctrina de Leibniz es un espiritualismo no hay dudas, si por espiritualismo se concibe la teoría que sostiene que el Espíritu (dioses, Díos) es el principial, el creador de la materia. Mas decir que la doctrina de Leibniz es un idealismo carece de justificación y no está correcto...
Lo que distingue el idealismo (material) del realismo (material) es lo siguiente: para el idealista, el mundo material de árboles, llanuras, casas, etc., es un conjunto de sensaciones y ideas creadas en la mente de un o muchos sujetos y la materia desaparece con la muerte de esas mentes (esta es, de hecho, la posición de Berkeley e Kant); para el realismo, el mundo de materia subsiste por sí mismo a pesar de la extinción de una o todas las mentes humanas.
Leibniz teoriza la existencia de mónadas, es decir, átomos de la naturaleza física y psíquica, indestructibles e inmunes a influencias del exterior, anteriores a la mente humana e independientes de esta y por eso es un filósofo realista como Demócrito y Leucipo, aunque admite mónadas imateriales como el alma:
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« La Mónada de que hablaremos aquí, no es otra cosa que una sustancia simple, que forma parte de los compuestos; simple, es decir, sin partes.» (Gottfried W.Leibniz, Monadología, Ediciones Folio, Barcelona, pag. 21)
3
« Allí donde hay partes no hay, por consecuencia, ni extensión, ni figura, ni divisibilidad possible. Y estas mónadas son los verdaderos Átomos de la Naturaleza y, en una palabra, los Elementos de las cosas.»
4
«No hay que temer en ningún caso la disolución y no es concebible ninguna manera mediante la cual una sustancia simple pueda perecer naturalmente.»
7
«No hay medio tampoco de explicar como una Mónada pudiera ser alterada o cambiada en su interior por alguna otra criatura; pues no se puede transponer nada, ni concebir en ella ningun movimiento interno que pueda ser excitado, dirigido, sustentado o disminuido dentro de ella, como ocurre en los compuestos, donde hay cambio entre las partes. Las Mónadas no tienen ventanas, por las cuales algunas cosas puedan entrar o salir en ellas». (Gottfried W.Leibniz, Monadología, Ediciones Folio, Barcelona, pag. 21)
No se confirma en estes textos la «idealidad del espacio y del tiempo» de los que Ferrater Mora habla. La doctrina de Leibniz es un realismo, aunque no es realismo natural, sino crítico, esotérico, constructivista, que sigue la teoría de los princípios homeoméricos de Anaxágoras: en el microcosmos hay numerosos macrocosmos reducidos. Por ejemplo, según el filósofo griego antiguo, una zanahoria se compone de zanahorias muy pequeñas y de ojos humanos y hígados muy pequeños e invisibles porque la zanahoria fortalece los ojos y el hígado. Leibniz escribió:
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«Por donde se ve que hay un mundo de criaturas, de Vivientes, de Animales, de Entelequias, de Almas en la más pequeña porción de materia».
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«Cada porción de la materia puede ser concebida como un jardín lleno de plantas; y como un Estanque lleno de peces. Pero cada ramo de la planta, cada miembro del animal, cada gota de sus humores es, a su vez, un jardín o un estanque semejante.»(Gottfried W.Leibniz, Monadología, Ediciones Folio, Barcelona, pag. 43).
Es cierto que se puede llamar pampsiquismo a la doctrina de Leibniz. El pampsiquismo sostiene que hay una psique universal, presente en todas las cosas materiales: los árboles e incluso las piedras y los ríos sienten, tienen un psiquismo muy rudimentario. El escribió:
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« Si queremos llamar Alma a todo lo que tiene percepciones y apetitos en el sentido general que acabo de explicar, todas las substancias simples o Mónadas creadas podrían ser llamadas Almas; pero como el sentimiento es algo más que una simple percepción, concedo que el nombre general de Mónadas y de Entelequias basta para las sustancias simples que no tengan sino eso; y que se llama Almas solamente a aquéllas cuya percepción es más distinta y está acompañada de memoria.».»(Gottfried W.Leibniz, Monadología, Ediciones Folio, Barcelona, pag. 27).
Esto puede interpretarse así: el fuego que está devorando un trozo de madera tiene apetito en hacerlo y la madera tiene la percepción de que está siendo reducida a cenizas. Es un hilozoísmo: la materia( hylé) es animada, tiene vida (zoé).
Solo la filosofía marxista, que califica todas las filosofías que admiten Díos como "idealismos", seguirá proclamando el "idealismo de la monadalogía de Leibniz". Pero no es así: se trata de realismo material, al contrario de la doctrina de Kant y Berkeley, porque las mónadas no son creaciones del espíritu humano y constituyen la naturaleza material y los almas imateriales.
Ferrater Mora desliza en el pantano de la confusión intelectual, al igual que la comunidad académica, cuando se trata de verificar los sentidos de la palabra «idealismo». Él no sabe distinguir, con claridad, al igual que la generalidad de los profesores universitarios, el idealismo material de Kant del idealismo formal / realismo material de Hegel.
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